Claudia Aguilera Ramírez, ex alumna: “El contexto de la pandemia nos desafía a encontrar nuevas formas de atención a distancia”
En la actualidad la ex alumna se desempeña como psicóloga en un organismo colaborador del Servicio Nacional de Menores (SENAME)
El camino para que niños, niñas y familias se encuentren en el proceso adoptivo es largo y no está libre de dificultades. Claudia Aguilera es ex alumna de la Escuela de Psicología PUCV y hace 3 años trabaja en el Programa de Intervención con niños/as institucionalizados/as, y su preparación para la Integración a Familia Alternativa a la de Origen (PRI), en la región de Valparaíso.

Este programa pertenece a la ONG María Acoge y fue parte de las primeras licitaciones de este tipo. Desde sus inicios, la directora ha sido Carla Godoy Caso, también psicóloga de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
El equipo de profesionales se ocupa de acompañar a niños y niñas institucionalizados que son declarados susceptibles de adopción a integrarse en una familia idónea. “El trabajo se desarrolla desde un modelo de apego y vínculo. Lo más importante es poder conocerlos, hacer un perfil sobre sus necesidades y características principales para en base a eso, la Unidad de Adopción pueda encontrar una familia y hacer el matching”, comenta Claudia Aguilera.
En esta línea, las profesionales desarrollan diferentes etapas para preparar a las familias y niños en distintos aspectos. Luego acompañan los primeros acercamientos que se dan en las dependencias del PRI e incluso realizan un seguimiento posterior al enlace.
Sumado a esto, una última licitación en 2018 posibilitó la apertura de una rama de acompañamiento post adoptivo de larga data. Esto consiste en un seguimiento de procesos que ocurrieron hace más de una década cuando no existía el programa, y que permite ayudar a familias que hoy tienen hijos preadolescentes que presentan dificultades.
“La investigación ha demostrado que el acompañamiento favorece mucho al proceso, sin importar la edad, y por eso las normas y los programas se van modificando. Cuando los niños han sido institucionalizados, el problema del abandono y la negligencia causan un trauma complejo. No es cómo tratar un conflicto adolescente cualquiera”, indica.
Sobre la experiencia laboral en esta área, explica: “Ha sido un desafío muy grande aprender y saber cuánto puedes aportar en la vida de estas familias. También tiene mucha relación con mi ejercicio de la crianza, porque lo que aplico como mamá se convirtió en una certeza profesional. Además, tengo la suerte de compartir con personas que tienen mucha experiencia. A nivel nacional, este es el equipo que más ha perdurado”.
Cambio en las dinámicas
A partir del estallido social en octubre de 2019 y por la ubicación de sus dependencias, el equipo se vio obligado a cambiar algunas rutinas. Sin embargo, la crisis del COVID-19 y la imposibilidad de prestar atención presencial los llevó a innovar en las formas de continuar con los vínculos entre niños, niñas y familias.
“Ahora estamos atendiendo de forma remota a través de videollamadas, nos conectamos por las plataformas que las personas manejen. Nos interesa mantener contención e intervención en crisis, porque es importante para los padres, más en estas circunstancias. Con los niños ha sido un desafío hacer del teléfono y el computador un espacio terapéutico, pero es posible. Hay psicólogos/as usando títeres o contando cuentos. En general los niños son muy interactivos”, explica la ex alumna.
De SENAME al Servicio de Protección de la Niñez: una necesaria reestructuración
Este martes 2 de junio se vota en ambas cámaras el destino del Servicio de Protección de la Niñez, cuyo objetivo es reemplazar al cuestionado SENAME. Además, la comisión mixta que revisó la norma solicita que también se discuta la Ley de Garantía de Derechos de la Niñez, que duerme en el Congreso desde 2015.
Este proyecto de ley pretende establecer un sistema de garantías y protección del ejercicio de los derechos de la infancia a través de un conjunto de normas, instituciones y políticas según lo establecido en la Convención de Derechos del Niño y otros instrumentos internacionales y, según algunos especialistas, es de primera necesidad para asegurar que el nuevo servicio tengo un giro significativo.
En opinión de la psicóloga, esta reestructuración es altamente necesaria, dado que la división actual deja algunas áreas, como la de adopción, con muy poco presupuesto y recursos. “También es necesario hacer cambios en la arista psicosocial. En Chile está muy judicializado el sistema de protección del niño. En otros paises se escucha más a los expertos y el centro es la protección de las familias, se ponen todas las fichas en una mirada más de prevención que paliativa del daño”, precisa Claudia.
Según indica, hay muchos niveles de este servicio donde es necesario intervenir. “Quizá aquí debería ocurrir algo como lo que pasó con el SERNAM. Es decir, se podría necesitar una estructura mayor, más potente en distintos aspectos. Esto también debe ir de la mano con el sistema judicial, porque a veces se toman decisiones que no están basadas en las sugerencias de los equipos”.
Sello PUCV
Claudia Aguilera ha desarrollado su carrera principalmente en servicios públicos, desde su práctica en el Hospital Gustavo Fricke; su paso por el Servicio de Salud Viña del Mar- Quillota en diferentes departamentos, la SEREMI de Salud, hasta hoy en el PRI de la Región de Valparaíso.
La psicóloga ingresó a la carrera con la primera promoción de una Escuela que recién se estaba fundando. “Para mí la Universidad fue una experiencia extraordinaria. Había mucha gente power, imagínate en el año 90, que históricamente fue tan importante. Cuando conozco gente joven que me encuentro haciendo prácticas o trabajando, se nota la diferencia. Tiene que ver con ese sello de compromiso con la pega, obvio deben existir excepciones, pero en mi experiencia, coincidentemente, los buenos profesionales que voy conociendo, egresaron de la PUCV”, finaliza.