Dra. Denise Oyarzún realiza investigación aplicada con niñas y niños de una población de Viña del Mar en el marco de investigación posdoctoral de la PUCV

La investigadora, psicóloga y Doctora destacó el rol que tiene la Escuela de Psicología PUCV en la formación de profesionales capaces de diseñar y adaptar propuestas de intervención.

La investigación doctoral de la psicóloga Denise Oyarzún arrojó que la familia, la escuela y el barrio son indicadores que contribuyen a predecir el bienestar subjetivo de niños, niñas y adolescentes chilenos. El hallazgo, hasta ese momento inesperado, fue que las características del barrio también contribuyen a explicar el bienestar subjetivo, lo que la llevó a interesarse más en el área y postular a un concurso interno de Postdoctorado de la VRIEA PUCV que le permitió seguir desarrollando esta línea de investigación.

Gracias a esto y en conjunto con la investigadora patrocinante y académica de la Escuela de Psicología, Dra. María Isabel Reyes, pudo darle continuidad al estudio previo e implementar una investigación aplicada, utilizando metodologías cualitativas. En este sentido, la investigadora valoró el trabajo de la Dra. Denise Oyarzún, «Pienso que la importancia de esta investigación es que logra resituar el concepto de bienestar en una perspectiva de justicia social, lo que es coherente con los principios de la psicología comunitaria. Ademas, el trabajo con los niños y niñas desde una lógica de reconocimiento, permite activar espacios de participación en los que se legitima el punto de vista de los niños».

El Programa de Promoción del Bienestar de Niños y Niñas se realizó en la Biblioteca Popular Ernesto Guevara Serna, de la Población Nueva Esperanza en Viña del Mar. Su objetivo fue que niños y niñas (de 8 a 12 años) se sientan mejor consigo mismo, sus pares y las personas de su comunidad.

En esta primera etapa, se trató de un estudio piloto, cuyo diseño flexible les permitió probar diferentes actividades basadas en el juego y la recreación. «A través de esto, conseguimos demostrar que temáticas como el sentido de comunidad, el apoyo social y el autoconcepto contribuyen a promover el bienestar de niños y niñas», señaló Denise.

EVOLUCIÓN DEL PROGRAMA

En relación al diseño de programas e intervenciones, Denise destaca la necesidad de escuchar las voces de los integrantes del equipo, así como también, de quienes participan de la intervención  «El diseño que implementamos fue participativo, porque lo discutimos con el grupo de monitores(as) de la Biblioteca Popular y ahí hicimos un primer ajuste. Luego, cuando presentamos el programa a los niños y niñas, volvimos a hacer algunos cambios, porque manifestaron que las actividades tenían que ser entretenidas para que ellos y ellas asistan. Creo que es necesario escuchar las voces de niños y niñas y adaptarse a las necesidades que vayan surgiendo».

Esta intervención, donde participaron niños y niñas de 8 a 12 años, consistió en ocho sesiones, que a través de actividades lúdicas como mapeo comunitario, fotovoz, entrevistas activas, entre otras, la investigadora y el equipo pudiedron indagar en los factores que contribuyen al bienestar subjetivo de los participantes que viven en un entorno particular.

Además, las y los cuatro monitoras(es) que se integraron a la investigación fueron estudiantes secundarios y universitarios que pertenecen a la comunidad y participan como miembros de la Biblioteca hace tiempo «Aunque en un comienzo trabajamos con estudiantes de pregrado de Psicología, decidimos rearticular el equipo. Desde la perspectiva de la Psicología Comunitaria, el trabajar con agentes internos del mismo entorno, es mucho mejor, porque conocen a niños y niñas desde antes, saben donde viven, donde trabajan sus mamas y papas, a que escuela van, etcétera. Realmente son agentes comunitarios y eso nos facilitó mucho más la intervención».

PROYECCIONES PARA EL PROGRAMA

Desde la perspectiva de la Psicología Comunitaria, se plantea que para que una intervención tenga impacto a nivel personal, relacional y organizacional, debería tener una duración de al menos tres meses. Sin embargo, en esta primera etapa, las ocho sesiones del programa se extendieron durante dos meses. Por eso, la investigadora señala que sería importante poder darle continuidad al programa, abarcando un espectro más amplio de niños y niñas, probando nuevas actividades y aumentando su duración.

«También nos gustaría abrir la posibilidad a otras organizaciones que trabajen con niños y niñas para que puedan sumarse a este diseño de programa, no que el diseño que probamos se implemente tal cual, sin poder ajustar las actividades a sus necesidades».

Este último, punto resulta especialmente importante para la psicóloga, quien apunta a la necesidad profesional de involucrarse en todo el proceso «Como psicólogas y psicólogos  comunitarios es relevante que seamos capaces de diseñar, implementar y evaluar nuestras propias propuestas de programas de intervención. Hoy en día, el gobierno tiene una serie de programas sociales en las que nos insertamos laboralmente, pero no tienen mucha cabida a nuevas metodologías, actividades o formas de evaluación. Creo que es importante construir en conjunto con las personas que trabajamos, no solo desde la perspectiva técnica, sino que también ajustando los diseños a las necesidades reales».

En esta línea, Denise destacó el rol de la Escuela de Psicología PUCV en la formación de nuevos profesionales «En eso la Escuela, y en particular el área de Psicologia Comunitaria, aporta bastante. El trabajo que se hace en el taller organizacional/comunitario durante un año permite que estos universitarios puedan hacer sus propios diseños de diagnóstico e intervención y creo que eso es fundamental».