Jordi Bonet analizó las contribuciones de la Teoría Feminista a la Grounded Theory

Con el propósito de analizar las principales características de la Grounded Theory, y los aportes  y críticas que la investigación feminista ha realizado a esta Teoría Fundamentada, se realizó la Conferencia: «Contribuciones de la Grounded Theory a la metodología de investigación feminista» realizada por el Dr. en Psicología Social, Jordi Bonet, académico de la Escuela de Psicología.

La Teoría Fundamentada se constituye como uno de los diseños de investigación cualitativa más referenciada en artículos académicos; sin embargo, en gran medida suele utilizarse de modo parcial, entendiéndola y aplicándola de manera, más “tecnicista”.
La Grounded Theory es un método de investigación que surge en California, siendo desarrollada por mujeres que trabajaban en estudios de enfermería con el fin de comprender procesos sociales que se desplegaban en la institución hospitalaria.  La GT comprende un enfoque sistemático, inductivo y comparativo orientado a la construcción de teoría, teoría que, desde ésta metodología, siempre debe emerger desde los datos. Uno de sus principales principios es que los datos no son sólo aquello que se recopila en el campo, sino que los datos también están formados por aquellas lecturas que se dan por los investigadores a lo largo del proceso, los códigos e incluso los comentarios y las conversaciones que se establezcan sobre el trabajo investigativo, flexibilizando los procesos que se dan en los diseños de investigaciones más clásicas y ortodoxas.

Desde la metodología feminista de investigación se plantean ciertas críticas que tienen que ver con la orientación positivista que ha constituido a la Teoría Fundamentada. Desde ahí se entiende el cuestionamiento de la investigación feminista a la pretensión de neutralidad del método científico, el fomento que hace ésta a las investigaciones relevantes para el cambio social, la conciencia de la importancia del posicionamiento del investigador respecto a su trabajo y de su relación con los participantes de la investigación, y el cuestionamiento a los esencialismos y universalismos en las teorías.

Por lo tanto, las contribuciones de la investigación feminista tienen que ver con analizar el objeto de estudio como construcciones situadas, marcadas por las desigualdades de distintas índoles (género, edad, etnia, etc.); corporeizar al sujeto investigador, incorporando la reflexividad a su accionar científico; asumir la agencia de los sujetos participantes en la investigación, no como meros informantes del trabajo, y desarrollar sensibilidad teórica que permita identificar cómo operan las relaciones de poder y la hegemonía heteropatriarcal.

En el fondo, la metodología feminista abre nuevas preguntas y posicionamientos respecto al abordaje de las cuestiones éticas y políticas que deben orientar la investigación y cuestiona la ausencia de reflexividad en la Teoría Fundamentada, en cuanto no pone sobre la mesa las relaciones de poder existentes.