Paula Ascorra y Vicente Sisto exponen en Coloquio de la OIT sobre Gerencia de la Felicidad
Los profesores Paula Ascorra y Vicente Sisto fueron invitados a exponer en el Coloquio «Gerencia de la felicidad» realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la revista RH Management, quienes invitaron a académicos, consultores y gerencias de empresas con el propósito de debatir con respecto a las implicancias, importancia, posibilidades y dificultades que tiene incorporar el constructo felicidad o gerenciar la felicidad en las organizaciones.
Tradicionalmente la administración o el manejo de personas ha ido cambiando su nombre desde la Administración de Finanzas, que era el departamento encargado de administrar los contratos, pasando por las Gerencias de Recursos Humanos hasta la Gerencia de personas, pero todavía tenían el sello de ver a la persona como un recurso útil. Recientemente en Chile, la Gerencia de Personas está evolucionando a las Gerencias de felicidad, lo que implica que las organizaciones están destinando presupuestos para «ser felices».
Tanto para Paula Ascorra como para Vicente Sisto esta situación es cuestionable: «lo que empieza a ocurrir es que parece ser contradictorio, es decir, estoy obligado a ser feliz, entonces se generan una serie de cuestionamientos. Esto a la luz de que en Chile las gerencias de felicidad instalan un barómetro de felicidad que lo lidera la empresa Coca-Cola en apoyo con la Universidad Católica de Santiago y el departamento de Sociología», explicó Vicente Sisto.
Para la académica Paula Acorra el cuestionamiento está en si la felicidad es algo que podamos medir: «¿de verdad tenemos una tecnología que pueda dar cuenta de la felicidad?, ¿podemos administrar la felicidad de nuestros trabajadores a través de gerenciar su felicidad? En realidad es muy pretencioso, efectivamente hay algunos indicadores que te pueden dar cuenta del bienestar o de calidad de vida laboral, pero en hablar de felicidad es absolutamente pretencioso.».
«Los investigadores ahí estábamos absolutamente de acuerdo que no hay un algoritmo, no hay un instrumento, no hay un modelo único de felicidad: es cultural, es situado, es personal. Y que en realidad estas tecnologías las tendríamos que ver con mucha cautela y rigurosidad porque lo que se está produciendo más bien es un mercado de la felicidad en donde este tipo de temáticas venden, las empresas las compran para dejar tranquilos a los equipos, pero sin realizar un cambio profundo en los vínculos laborales, en las relaciones de poder, o en las condiciones de trabajo», explicó la profesora Paula Ascorra.
Por su parte, Vicente Sisto señaló que «el debate termina en la OIT más bien centrado en la Ética: ¿por qué mejor no instalamos una ética empresarial y le pedimos a las empresas que sean éticas, en vez de dar presupuestos para que la gente sea obligadamente feliz en un happy hour?».