Seis meses en Irlanda: estudiantes de la carrera cuentan su experiencia de intercambio estudiantil
Durante un semestre, Francisca Astudillo y Stefanía Botto, estudiantes de la Escuela de Psicología PUCV, vivieron en Galway, Irlanda. El intercambio estudiantil les permitió conocer un país diferente y, aunque la decisión de vivir por seis meses en el mismo país fue una coincidencia, ambas estudiaron en la National University of Ireland (NIU).
Conversamos con ellas para conocer sus apreciaciones sobre este destino poco tradicional emplazado en el oeste de Europa, conocido por sus paisajes, vida social y calidez.
¿Por qué escogiste Irlanda?
Stefanía: Fue una decisión curiosa para psicología, porque la mayoría de la gente de la carrera elige lugares como España, que tiene universidades con enfoques parecidos a los que vemos acá. Yo lo escogí porque era distinto y me habían hablado muy bien de la familiaridad y cordialidad de las personas. Además, quería conocer un lugar al que no viajaría por mi cuenta en otra circunstancia.

Francisca: Quería que fuera un país donde se hablara inglés, porque era el otro idioma que yo manejaba y me interesaba viajar a Europa. Había pensado en Inglaterra, pero ninguna universidad tenía convenio. La alternativa era Irlanda, que tenía esta universidad y estaba cerca.
¿Cómo es el enfoque de la psicología que se enseña en la NUI?
S: Allá la psicología es muy cognitiva y con un enfoque más bien biomédico, relacionado con la neurociencia y lo poco que hay de psicología social tiene un enfoque bien psicologizante, menos social. Es también porque la duración de las carreras universitarias es de 4 años y son bien básicas porque el grado de psicólogo lo da el postgrado. Cosas que nosotros veíamos en segundo allá estaban comenzando a verlo cuarto
F: Allá no tenían ramos muy específicos. Está la malla de psicología, pero hay una cierta cantidad de cursos que pueden tomar los estudiantes de intercambio y esos son de primeros años de la carrera, cosas teóricas y conceptuales que ya había aprobado acá. Tomé psicología social y forense, que era más clínica, parecida a psicopatología. No era nada que no pasé aquí, entonces en lo académico no fue tan desafiante.
¿Cómo fue la experiencia?
S: Yo tenía los créditos de mis optativos listos y eso me permitió tomar ramos que no eran exclusivos del campo de la psicología, pero que complementaban mi formación. Por ejemplo, cursé uno de análisis de obras teatrales con temáticas de género y como acá tenemos un enfoque muy socio-crítico siempre vemos estos temas, entonces fue muy enriquecedor usar esta herramienta y trabajarla en otro aspecto. Al final es algo transversal a muchas disciplinas. También asistí a uno de folclor y religión celta, para vivir la experiencia de adentrarme en algo distinto

F: En general, la experiencia fue muy buena, la gente nos dio un buen recibimiento y tuvimos charlas de orientación al llegar donde nos entregaron información, porque la universidad recibe mucha gente de intercambio. El campus era lindo y tranquilo, también Galway, que es una ciudad pequeña. Además, la universidad ocupa gran parte del quehacer de la ciudad, entonces hay muchos estudiantes de varios países. Estuve seis meses y luego viajé un poquito, como dos o tres semanas. Fui a París, Londres y Oxford. En Irlanda conocí Dublin, Belfast y Aran Island.
¿Qué te llamó más la atención de Irlanda?
S: El país es muy distinto al clásico país europeo que una se imagina, es muy pequeño. No tiene edificios y está muy marcado por la gran hambruna que sufrieron desde 1945 a 1949. En ese entonces eran 4 millones de habitantes y 1 millón de ellos emigró y otro millón murió.
Las personas, son abiertas y cálidas, muy diferentes a otros europeos. Por otra parte, también están muy marcados por esa tragedia terrible, porque tuvieron que reconstruir todo desde cero. Es interesante ver como recogen eso y lo tienen muy presente en el arte, la cultura y la arquitectura. Hay muchas ganas de preservar el origen.
F: Como estábamos rodeados de gente intercambio, me relacioné muy poco con personas locales. Lo que pude apreciar es que son muy conscientes del tema del reciclaje, en general eso está bien instalado en Europa, hay basureros separados para cada cosa y saben usarlos. A veces no entendía algunas cosas, porque el acento igual es raro, pero las personas tenían mucha disposición para explicar. Aquí somos poco receptivos con los extranjeros, además eso depende de su origen, pero creo que no somos muy amables. En cambio en Irlanda me sentí muy cómoda.